Comunicación y Prensa

Presentación del libro: La Historia de la Industria de Córdoba

El día 12 de diciembre se presentó el Libro: La Historia de la Industria de Córdoba y la Unión Industrial de Córdoba, obra inédita del historiador Efraín U. Bischoff quien recopilo todo lo acontecido en la industria cordobesa hasta 1970.  Desde esa fecha se completó la secuencia temporal hasta el presente. El encargado de enfrentar ese desafío fue su hijo Eduardo E. Bischoff, ex Directivo de la entidad, que junto a Fernando Sibilla y Carolina Puig Pujol, directores de la UIC, narraron el último capítulo basado en la recopilación del desarrollo de las entidades ADIC y FIC, que constituyeron años más tarde la Unión Industrial de Córdoba.

Cada título de los distintos capítulos marca un hito en la evolución industrial de Córdoba. Desde la precariedad y la pobreza de recursos, hasta lo avanzado de los tiempos modernos  Las armas y la pólvora. La industria de la construcción, la erección de templos al por mayor y la puja por los mercados, ya en 1751. La gran época del cuero. La trama del comercio con Lima. El centralismo porteño y, desde el origen de los tiempos, su influencia para ahogar los emprendimientos del interior.

Asistieron a la presentación Eduardo Bischoff, miembros de la Junta Directiva de UIC y autoridades provinciales.

Un agradecimiento especial al Ministro de Industria, Comercio y Minería de la Provincia de Córdoba Roberto Avalle y el Secretario de Industria Pablo De Chiara que hicieron posible la concreción de esta ansiada publicación.


Extracto de algunas historias:

JABONES Y OTROS PRODUCTOS

En el renglón de los jabones, los fabricados en Córdoba fueron reemplazados por los importados, provenientes del extranjero o de establecimientos fabriles porteños. Las orfebrerías siguieron siendo una de las manifestaciones más significativas de la prolongación del artesanado y el material era traído, en poca cantidad de nuestras minas, pero sobre todo desde Bolivia, pudiendo recordarse a Pedro Moreyra, como uno de los orfebres que tuvieron en aquella época mayor nombradía. Tampoco lograban materia prima local las herrerías y hojalaterías, por lo que las tareas se limitaban a elaborar artículos con lo traído de otras partes. Abundaban, por cierto, las herrerías, de la que existían 17 en la ciudad, en 1872 y 9 hojalaterías, habiendo aumentado a media que se incrementaba la población.

Evadiéndose de la actitud artesanal, íbase penetrando con firmeza en lo formalmente industrial. Las actividades se diversificaban. Es así como quedaba instalada una fábrica de almidón y chuño, de la firma Saturnino Rodríguez y Compañía, y para mayor comodidad las maquinarias fueron ubicadas en la quinta que había pertenecido al presbítero Ardiles. Dicho establecimiento no tuvo, sin embargo, el éxito que se había previsto y desapareció años más tarde. Otro tanto podemos decir de las fábricas de canastos, la primera que se anunciaba en los avisos publicitarios, era planteada en Córdoba. Salvador Leoni, era el propietario, y la materia prima era traída desde el litoral. Ubicado el taller, en el que se desempeñaban varios hombres y mujeres, como así también el salón de ventas, frente a la plaza principal, al lado de la casa de remates de Alceo de la Serna, calle San Jerónimo 17, hizo mucha propaganda de los “cochecitos para niños”, cuya estructura era novedosa.

 

 

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